Francisco, a los obispos argentinos: "Prefiero
mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma"
"Recen por mí, para que no me la crea y sepa
escuchar lo que Dios quiere y no lo que yo quiero"
Valores
Religiosos, 17 de abril de 2013 a las 18:53
(Valores
Religiosos).- El papa Francisco pidió este martes a los obispos argentinos
que toda la pastoral sea "en clave misionera", al recordarles que
"debemos salir de nosotros mismos hacia todas las periferias
existenciales y crecer en parresía".
"Una
Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada
de su encierro. Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar
lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta
alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia
accidentada que una Iglesia enferma", advirtió.
En un
mensaje remitido a los obispos que participan de la 105ª Asamblea Plenaria
de la Conferencia Episcopal Argentina, que se desarrolla en la casa de
ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar, el pontífice sostuvo que "la
enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autorreferencial; mirarse a
sí misma, estar encorvada sobre sí misma como aquella mujer del Evangelio. Es
una especie de narcisismo que nos conduce a la mundanidad espiritual y
al clericalismo sofisticado, y luego nos impide experimentar "la
dulce y confortadora alegría de evangelizar".
Francisco
les agradeció "por todo lo que hacen y por todo lo que van a hacer",
rogó al Señor que "nos libre de maquillar nuestro Episcopado con los
oropeles de la mundanidad, del dinero y del ''''clericalismo de mercado''''",
y volvió a pedirles, como es su costumbre, que recen por él, "para que no
me la crea y sepa escuchar lo que Dios quiere y no lo que yo quiero".
"Rezo
por Ustedes. Un abrazo de hermano y un especial saludo al pueblo fiel de Dios que
tienen a su cuidado. Les deseo un santo y feliz tiempo pascual. Que Jesús los
bendiga y la Virgen Santa los cuide".
Ésta es la
carta íntegra de Francisco al Episcopado argentino:
Queridos
Hermanos: Van estas líneas de saludo y también para excusarme por no poder
asistir debido a "compromisos asumidos hace poco" (¿Suena bien?)
Estoy espiritualmente junto a Ustedes y pido al Señor que los acompañe mucho en
estos días.
Les expreso
un deseo: Me gustaría que los trabajos de la Asamblea tengan como marco
referencial al Documento de Aparecida y "Navega mar adentro". Allí
están las orientaciones que necesitamos para este momento de la historia. Sobre
todo les pido que tengan una especial preocupación por crecer en la misión
continental en sus dos aspectos: misión programática y misión paradigmática. Que
toda la pastoral sea en clave misionera.
Una Iglesia
que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su
encierro. Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a
cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta
alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia
accidentada que una Iglesia enferma. La enfermedad típica de la Iglesia
encerrada es la autorreferencial; mirarse a sí misma, estar encorvada sobre sí misma
como aquella mujer del Evangelio. Es una especie de narcisismo que nos conduce
a la mundanidad espiritual y al clericalismo sofisticado, y luego nos impide
experimentar "la dulce y confortadora alegría de evangelizar".
Les deseo a
todos Ustedes esta alegría, que tantas veces va unida a la Cruz, pero que nos
salva del resentimiento, de la tristeza y de la soltenoría clerical. Esta
alegría nos ayuda a ser cada día más fecundos, gastándonos y deshilachándonos
en el servicio al santo pueblo fiel de Dios; esta alegría crecerá más y más en
la medida en que tomemos en serio la conversión pastoral que nos pide la
Iglesia.
Gracias por
todo lo que hacen y por todo lo que van a hacer. Que el Señor nos libre de
maquillar nuestro episcopado con los oropeles de la mundanidad, del dinero y
del "clericalismo de mercado". La Virgen nos enseñará el camino de la
humildad y ese trabajo silencioso y valiente que lleva adelante el celo
apostólico.
Les pido,
por favor, que recen por mí, para que no me la crea y sepa escuchar lo que Dios
quiere y no lo que yo quiero. Rezo por Ustedes.
Un abrazo de
hermano y un especial saludo al pueblo fiel de Dios que tienen a su cuidado.
Les deseo un santo y feliz tiempo pascual.
Que Jesús
los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
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