Jesús
nos invita a seguirle si queremos conocer a Dios
Jesús es el que nos muestra al Padre, el que
nos da a conocer a Dios por medio de una invitación y no de una presentación,
no lo hace ofreciéndonos un estudio teórico sino invitándonos a seguirle, a
pisar donde Él pisa, a amar como Él ama, a mirar como Él mira.
Aquél
que conoce al Hijo conoce al Padre y si somos capaces de caminar sobre las
huellas del Hijo con su paso firme o a veces cansado, subiendo montañas o a
veces bajando a los valles, con caídas, tropiezos, zancadillas o incluso
traiciones, podremos decir, como dijo Pedro: “Tú eres el Cristo”.
Cuando Jesús nos
pregunta a nosotros ¿Quién soy yo para ti?, y le respondemos con la misma respuesta de Pedro, aquella que hemos
aprendido en el catecismo, no es suficiente: Para conocer a Jesús es necesario recorrer el camino que ha recorrido
Pedro. Pedro vio los milagros de Jesús, Pedro negó y traicionó a Jesús, Pedro
aprendió, no de los libros o de teorías, sino de la ciencia que brota de las
lágrimas y el llanto. Pedro recorrió un
camino de gracia y de pecado, un camino de discípulo que le hizo conocer realmente a Jesús como el
Hijo de Dios, el Cristo.
No es
en el estudio de las cosas sino en la vida de discípulo donde conocemos a Jesús
que es el que nos da a conocer al Padre. Miremos a Jesús y sintamos en nuestro
corazón esta pregunta: ‘¿Para ti quien soy yo?’.
Francisco
López
Diácono
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