NO ROBAR LA PALABRA DE DIOS
Cuando nos falta humildad y la oración no
es un hábito en nosotros, corremos el
peligro de apropiarnos de la Palabra de Dios utilizándola en nuestro propio
beneficio, o convirtiéndola en piedra
arrojadiza contra los demás. Muchas
veces hacemos de la Palabra de Dios nuestra propia palabra y la interpretamos
según nos interesa, o la ponemos como escudo
para justificar nuestras teorías e ideologías.
Cuando actuamos de esta manera encerramos, aprisionamos y a veces matamos la Palabra.
Enjaulamos al Espíritu Santo según nuestros deseos o caprichos y nos
hacemos insensibles a sus Dones. También nosotros quedamos enjaulados cuando no
estamos abiertos a la novedad de la Palabra de Dios y nos hacemos prisioneros
de nuestros propios deseos e intereses, nos hacemos dioses y nadamos en la
seguridad de quien todo lo puede y todo lo tiene a su disposición…¡hasta la
Palabra de Dios la convertimos en nuestra sirvienta!
Francisco López
Diácono.
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